sábado, 21 de mayo de 2011

EL ALFAJOR

Cuándo era pequeño, en la escuela primaria nos recomendaban no recibir ningún tipo de regalo de personas que no conocieramos. En especial personas que estaban afuera ya fuesen jóvenes o mayores. Se hablaba de golosinas adulteradas, de pegatinas con droga o cualquier tipo de comida. La idea era salir de clase e irse derechito, directo, a la casa de cada uno.

El alfajor es un bocadillo especial, representa para los sudamericanos del sur un atractivo hasta típico del lugar. Se vende, se exporta, se promociona y se consume con cierto prestigio. En Argentina, esas dos galletas, que juntas, mejor dicho, pegadas, a el dulce de leche  guardan en el interior  un manjar para el paladar. Y al mismo tiempo un riesgo para las caries, que en su mayoría es revestido con chocolate por fuera.
Existen muchos tipos de Alfajores, pueden tener chocolate u otro tipo de revestimiento, incluso hay muchos que se comercializan solo con las dos galletas y el dulce en el centro. Más aún en ciertas regiones el dulce del centro puede ser el de alcayota (o conocido como cabellos de angel), el de melocotón (conocido también como o durazno), una pasta de turron, hasta pasta de chocolates, etc...

El alfajor se diferencia por las galletas que no deben ser duras, al contrario uno de los secretos es la espesura, el tamaño, el sabor, los ingrediente muy parecidos o relacionados con el chocolate que llevan fuera por lo general. Existen unos alfajores que salen de esta definición y se llaman de Maizena, precisamente se hace la galleta con la famosa marca de preparación de tartas y tortas. El resultado final, son galletas de tapas lo bastante anchas para que a pesar de ponerles mucho dulce de leche, ocupe cada bocado en la boca, una sensación de sed, que se convierte en  un bocadillo casi impensable de digerir, sin alguna bebida para su acompañamiento.
Todavía recuerdo cuándo niño, mi hermano me daba las monedas exáctas para comprar algunos alfajores, en la siesta obligatoria de mi casa, dónde mis padres dormían y yo salía como un fujitivo perseguido por la justicia, corriendo cuál Harrison Ford, atravesaba la calle y media que me separaba de la tienda, que vendía golosinas, y le pedía con toda la ceremonía los alfajores, que en instantes degustaríamos, en el secreto de la tarde, con frio o el calor de testigos.
Muchas marcas que recuerdo pueblan mi memoria de los Grandes alfajores, los más clásicos, los Bagley, que tenían el mejor dulce de leche, los Terrabussi, tenían un agradable chocolate de cobertura muy dulce, la sensación en los fines de los 80 y principios de los 90 fue los Milka una marca nueva que tenían la vaca violeta y daban como novedad una pasta entre chocolate y mantecada entre las galletas.
Los alfajores Havanna, vendidos desde siempre en Mar del Plata, se hicieron muy famosos en la década del cincuenta, porque esa ciudad se convirtió en el destino turístico por excelencia en las vacaciones de verano. Y el mejor detalle y económico para con amigos y familiares eran esos alfajores. En sus ya clásicos glaceados blancos y de chocolate negro.Se venden de toda la vida, en caja de doce, pero yo recuerdo que antes comercializaban muchos otros gustos. La empresa sale en varias películas entre otras, Los Bañeros más locos del mundo, una comedia parodiando la mundialmente conocida, Locademía de policia, hecha en Estados Unidos. En los 90´ la empresa es vendida a un holding que se encarga de llevar al mercado internacional junto a otras marcas y empieza a exportarse, como una delicatessen.
A fines del los 90´ y principios del dos mil, llegaron al mercado empresas que en sus orígenes fueron pequeñas pero que habían ganado mercado, como los Alfajores Grandotes empresa de Capital de Buenos Aires, o Balcarce, hoy convertida en toda una franquicia aunque esta tiene su origen también en el café, como Havanna marcas como Guaymallen que recuerdan a un cacique indígena treparon en la mente de los consumidores. Los alfajores de la provincia córdoba en Argentina siguen siendo deliciosos son pequeñitos pero muy sabrosos, los del norte para que describirlos... hay muchos la verdad.
Una de las marcas que se comercializa en España pero que también son de Argentina los alfajores Jorgito, y esta semana me han regalado uno de chocolate, con dulce de leche por dentro.
Hace varios años ya recuerdo que guardaba los envoltorios de los alfajores que me regalaba mi novia, yo tenía 17 años y todo regalo era parte de mi paraíso personal. En el fondo el gesto era lo más importante.
Esta vez lo recibí también con inocencia, ya no soy ingenuo pero sigo teniendo altas cuotas de idealismo e ingenuidad, para mi sorpresa el regalo era mucho más que un simple alfajor. Y fue un golpe en el que tardé bastante en reaccionar.Al día de hoy me pregunto si ese alfajor que me comí con gran ilusión, me pregunto si me lo merecía. Y creo que no, que fue un regalo amistoso que me compromete a ser aún más generoso. Un pacto del que no podrá mi corazón olvidarse facilmente. Será que me quedo con lo más importante el gesto desinteresado de personas que me quieren y saben como homenajearme, será que soy un ser lo bastante orgulloso como para sentirme en deuda permanente, (que lo estoy), con estas personas y me duele, porque soy de las personas que les gusta dar, pero no recibir, me cuesta entender que alguien me regale cosas, será que como dicen, me cuesta dejarme querer, será una cuestión interior, no lo sé.
Lo que si sé es que ese alfajor con su añadido sigue carcomiendome la cabeza y el corazón, del estómago no hablo porque ya lo digirió sin culpa y sin pensarlo, solo lo asimiló, deberé aprender más de mi estómago a digerir las cosas como vienen y a devolverlas cuándo pueda, porque yo siempre pago mis deudas, sino no puedo dormir. Otra cosa que aprendí de mis padres, que por cierto, también les encantan los alfajores.

4 comentarios:

  1. AYYYYYY,DIOS ¿se puede ser TAN boludo, hijito mío? Soy la más feliz del planeta por haberte hecho feliz con un alfajor que va tan enraizado con tu niñez, tu vida y tu familia. Pero es que tampoco ha sido un millón de dólares, cuore, aprendé a que los que te queremos tanto te demos algo, ya que vos nos das TANTO. Tu mamá postiza.

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  2. ALFAJOR!!!!!! y Jorgito, que maravilla y que manjar para cualquiera de los niños,jóvenes y viejos, o sea: Nietos, Hijos Y Madres o Padres, No creo que haya en todo la tierra algo tan delicioso como un buen alfajor ya sea Havana, Bagley,Terrabusi,El Cachafaz,Sueños del Mar, Sank-Yú, Guaymallen ,para mí de: dulce de leche,de frutas,de maizena, todo vá muy bien para el bolso de ésta dama o el bolsillo de cualquier caballero!!! como los venden en el tren,jaja.Además que bien sabe luego de comerte uno de chocolate con dulce de leche un vaso de soda bien fría o me equivoco? Que lindo una bella publicación y un buen comentario, de nuestro querido "ALFAJOR" Aguanten los alfajores.Eso es vida alfajores con mate, con té con soda bien fría.jajaj!!!! En un instante me vinieron mil recuerdo de mi infancia, la de mis hijos y la de mis nietos, Ahh y me olvidaba los alfajores que nos traían mis abuelos paternos cuando ivan a Córdoba,una delicia de "La Estancia del Rosario". Bueno basta de lata que es tarde y no puedo bajar a comprarme un Jorgito!!!! Cariños a todos Betty

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  3. Los recuerdos de la niñez nos envuelven en una bruma de recuerdos que solapan momentos actuales, tal vez menos mágicos y brillantes. Yo probé mi primer alfajor con más de veinte años. Me pareció exótico y aplastantemente empalagoso, tal y como deben de ser estas bombas calóricas.

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  4. Columnista MARTÍN B: ¿pero qué te dio con el alfajor? ¿Acaso no conoces a tu gente? ¿No te esperas sus reacciones? ¿No sabes que te tienen en mente? ¡UN ALFAJOR! Pues y toda una caja si hiciera falta.
    ¿Por qué no pondrán una lotería de alfajores, en vez de lotería de euros?
    Todo es cuestión de tiempo. Entretanto, vete acostumbrando a aprender de tu estómago, que parece un chico listo.
    Yo probé mi primer alfajor con más de cuarenta. Un peligro para las cartucheras y sin reminiscencias infantiles, pero qué se le va a hacer: tengo una asociación paladar-idea mucho mejor, los aparatos argentinos que se cruzaron en mi camino.
    PS: si los Jorgito son mejor que los Havanna... ¡yo aprendo a fabricarlos!

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