miércoles, 18 de enero de 2012

Todos somos ese capitán que abandonó el barco


Francesco Schettino abandonó el barco de Costa Crucero en medio del hundimiento de su barco. La tragedia del barco de Costa Crucero que Schettino, eso sí, ha admitido que se acercó peligrosamente a la isla de Giglio, está manchada de negligencias y faltas graves de responsabilidad. Lleno de imprudencias este tipo abandono en plena crisis y con el barco hundiéndose ha llenado de indignación a la población mundial. Ahora bien, cuándo un conductor abandona la escena de un accidente dónde es culpable y huye, ¿no es otro Schettino, otro capitán que abandona el barco de sus responsabilidades?
Cuándo un empresario se le accidenta uno de sus empleados y pierde un brazo y lo abandona, ¿no es otro capitán que abandona el barco?
Cuándo un joven abandona a la chica que  dejó embarazada a su suerte, ¿no es otro Francesco Schettino?
Una regla de oro del mar proclama, que un capitán muere con su barco, es mentira.
Porque los seres humanos, buscan sobrevivir e intentan buscar una salida lo antes posible de un conflicto.
Dicen que hubo cocineros que ayudaron al rescate de los supervivientes, dicen que hubieron bomberos que murieron ayudando a otros en las Torres Gemelas, dicen que no eran héroes sino simplemente cumplían con su deber aquellos japoneses que se inmolaron cuidando los desperfectos atómicos de Fukushima.
Dirán que es una cuestión cultural, que como era napolitano, ya de por si es negligente, pues no, hay miles de napolitanos responsables. Dirán que como una persona tan poco preparada para las crisis estar al frente de un barco de miles de personas. Pero ¿no es peor tener un presidente que no está preparado para llevar adelante los destinos de millones de personas?

¿Son más competentes el presidente del Banco Central Europeo o el presidente de los Estados Unidos, o el  comisario corrupto del barrio, que deja que tus hijos se droguen o prostituyan en la esquina?
Es una sociedad seria o negligente, podríamos empezar por enjuiciarle a este Francesco Schettino, y en nombre de él a todos los cobardes que abandonan el barco, dejando a la buena de Dios a miles de personas. Pero en nuestra vida, ¿ siempre hemos sido héroes? O alguna vez hemos a media nuestra responsabilidad implicando a hijos, hermanos, padres, o empleados o incluso desconocidos.

Tal vez lo que horroriza más de este caso es que dentro nuestro, hay un capitán del barco, que en ciertas circunstancias y con ciertos detalles, nosotros también o hemos abandonado el barco o lo haríamos sin darnos cuenta o concientemente come este pobre mal tipo. Si alguien lo hace en la sociedad en la que vivimos y lo hace desde la cúspide, desde un puesto de mando, es porque entonces para los que toman las decisiones de ponerlos allí a estos personajes, es decir nosotros, no tenemos tan claro desde el control, desde el análisis de aptitudes, que el valor, la responsabilidad y el deber, tienen un peso, una embergadura superior a lo que estamos viviendo. Entonces si habrá más jefes, más pilotos de avión, otros empresarios y hasta alguno de los presidentes que entienda que debe renunciar, por simple y sencilla negligencia.

Me olvidaba de los hospitales que trabajan en las peores circunstancias, allí también están otros capitanes y otros cocineros que abandonan o que intentan salvarte, no es cuestión de suerte, es el resultado de una sociedad. Todos somos ese capitán que abandonó el barco, de alguna manera, lo hemos creado, y los seguimos permitiendo dentro nuestro, en nuestro alrededor, en nuestra sociedad. Espero el máximo castigo para ese capitán pero también la reflexión para todos nosotros, capitanes de nuestros propios cruceros, preguntarnos que hicimos y que hacemos en momentos de crisis.