domingo, 24 de abril de 2011

A DEBATE: HIJOS, NIETOS Y ABRAZOS PARTIDOS


Jueves noche. Maina, Río y Andrea (yo) nos reunimos para una sesión de cine. Proyectan: "El abrazo partido", película argentina llena de sinsentidos, aparatos, chantas y personajes varios, por supuesto. Pero, como no podía ser de otro modo, con frases épicas de las que hacen época.
Elijo una para montar debate, a ver qué os parece:

"LOS NIETOS SON UN REGALO QUE NOS HACE DIOS POR NO HABER MATADO A NUESTROS HIJOS".

Como todos los columnistas de Quilomberos somos hijos y nietos de alguien, y algunos además incluso padres y abuelos, me parece que tendremos una opinión que aportar.
En España hay un dicho cada vez más repetido acerca de los hijos:

"Cuando son pequeños te los comerías, y cuando crecen te arrepientes de no habértelos comido". 
Frases curiosas teniendo en cuenta que casi nadie entiende que uno pueda optar por NO traer hijos a este mundo de forma meditada y consciente. Y más aún cuando la mayoría de los padres (ojo, que no digo todos, que nadie se sienta aludido) en este país no hace más que "padecer" la carga de sus hijos, la responsabilidad que suponen, el poco tiempo libre que le dejan y las insatisfacciones y dolores de cabeza que producen.

Hace poco, en un programa de televisión ponían en la balanza los diez elementos que más pueden contribuir a hacer feliz o infeliz la vida del hombre. Los hijos era uno de esos elementos.

Puestos en el platillo de las cosas positivas había que mirarlos bajo la óptica de los buenos momentos, la realización personal... y poco más. Algo insuficiente que ocupaba pocos minutos diarios (e incluso en algunos casos semanales).
Puestos en el platillo negativo, había que mencionar su ingratitud, la prolongada dependencia de los padres, la confrontación, los trabajos y preocupaciones que provocan.... y que no se acaban ni cuando ellos mismos se convierten en padres.

CONCLUSIÓN: tal vez los nietos, libres ya los abuelos de la responsabilidad directa que han tenido con los hijos, permitan un disfrute más despreocupado y sencillo de lo que de bonito encierra la infancia. E incluso rejuvenecen: el abuelo se vuelve un poco niño.

¿Pero qué ocurre con los que no llegan a tener nietos jamás, o no llegan a conocerlos?
¿Será que Dios opina que merecen ser castigados por algún pecado inconfesable para no concederles ese regalo?
¿O a fin de cuentas es que este mundo nunca es del todo justo, y Dios da mocos a quien no tiene pañuelo?

A ver, columnistas, opinen, que el debate está servido.

ANDREA BERLIÁN

No hay comentarios:

Publicar un comentario